Domingo 29.07.2012
| Actualizado 20.01
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Como nos comenta su propietario, José Antonio Liñares, "éste fue de los primeros hoteles con encanto que se abrió en Santiago y nuestro esfuerzo se encamina en mantener viva esa idea y así lo entienden nuestros clientes".
Dispone de 14 habitaciones y cuenta con algo que no es muy habitual en un hotel en plena ciudad, un acogedor jardín que se ha convertido en un auténtico elemento diferenciador, un oasis de paz. Desde la apertura del Hotel Costa Vella, no sólo los huespedes pueden disfrutar de este espacio que domina una cuidada vegetación, sino que los propios compostelanos han descubierto lo que había tras aquel gran portón y han aprendido a apreciar este lugar que permite relajarse y mantener una charla amena rodeado de árboles, flores, parras, un auténtivo vergel; un excelente telón de fondo que va variando sus pinceladas de color según la época del año en la que nos encontremos, pero eso sí, siempre permitiendo vivirlo intensamente. En definitiva, aporta valor al entorno, no hay que olvidar que antes de abrir el Hotel Costa Vella sus puertas, la casa en la que se encuentra estaba abandonada y la huerta cerrada, ahora se ha recuperado el edificio y el jardín es como una ventana a un mundo que transmite belleza y tranquilidad.